Enero es un comienzo de año que empezó con definiciones personales de funcionarios y políticos, en sus aspiraciones con muchos meses de anticipación por la gubernatura del Estado de Tabasco.
Hoy, sin reglas claras del juego dadas por el mismo Partido Revolucionario Institucional, por faltar el inicio del cumplimiento de su calendario político oficial, sería conveniente que el PRI aireara, clarificara los mecanismos prepolíticos de la competencia de sus cuadros aspirantes.
Es sano desarrollar, moderar con sensibilidad y prudencia desde ahora todo en favor del equilibrio de fuerzas políticas en torno a este proceso, para que no se desborden por falta de guía, orden y disciplina, y no estropeen la labor de las tareas del gobierno de Andrés Granier Melo.
A pesar de estas causas y los acontecimientos presentes en este mes se requiere de un PRI unido para contener los inconvenientes y no socabe el principio de igualdad que caracteriza a la democracia partidista.
Es muy claro que la fuerza del PRI en Tabasco no es un misterio, pues de una u otra manera con la participación de Humberto Mayans, Gina Trujillo, Francisco Herrera y Luis Felipe Graham, entre otros adherentes en el entorno de ellos, se demuestra que se pone enfrente de todos los partidos políticos existentes con serios problemas precisamente de unidad y controles internos.
Pero del detalle, el punto, es que el Partido, sus sectores y las fuerzas fundamentales en su seno, son los que deciden como aglutinantes de los grupos que aprueban que asciendan militantes a diputados, senadores, alcaldes y legisladores alcaldes, y por último gobernador. Sin embargo, es el PRI que tiene el deber y compromiso de establecer los detalles de las reglas o acuerdos a seguir, para no destruir la preciada unidad.
La disciplina y la lealtad al partido debe ser el primer filtro. Y hay que considerar que la política no es la ciencia de lo ideal. Es el manejo de la realidad.
En el manejo de la realidad, del proceso político tabasqueño ya desatado, es que en este momento los considerados, son generalmente funcionarios del gabinete, un Senador y una Diputada Federal, todos priístas.
Lo óptimo en estos momentos que pueden hacer es renunciar y/o solicitar licencia, a como lo indicó en forma reflexiva y públicamente, el dirigente la CNOP, además convocando al diálogo, al acuerdo, la dirigencia del PRI junto con los sectores...
Lo que nos dice entre líneas Sarracino Acuña, es que debe haber fidelidad al PRI y acatar sus reglas del juego. Y otra condición: el respeto a la máxima jerarquía al Jefe de Gobierno y al primer Jefe del PRI: Andrés Granier Melo. Quien es el fiel de la balanza. No el elector, que es finalmente la ciudadanía con su voto en las urnas.
Mostrar actualmente que el PRI tiene la fortaleza de su democracia interna es fundamental porque demuestra su modernización capaz de llevar a cabo un proceso democrático más con éxito, que como es tradicional operará renovado, sin duda, a su favor y con todo el apoyo de su convencida militancia para las elecciones del 2012.
Para que el PRI siga jugando un papel fundamental en la transformación que persigue todos los días Andrés Granier, es preciso que se reconozca al interior del partido las desventajas, debilidades y fallas que los ciudadanos le atribuyen muchas veces con razón y otras veces sin ella.
Sólo teniendo clara conciencia de cómo están percibiendo actualmente los ciudadanos al PRI y sus aspirantes, se puede contrarrestar lo que son prejuicios y, sobre todo, corregir lo que sin duda han sido los desaciertos.
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