Entradas populares

domingo, 8 de mayo de 2011

JESUS ALI ¡¡¡LA MUERTE VERDE!!!


Primero la Ceiba de Atasta y ahora…
¡¡¡JESUS!!!...LA MUERTE VERDE


Apelando a la modernidad de un estado 100 por ciento tropical, nuevamente el alcalde de Centro Jesús Ali de la Torre, en contra de la voluntad de miles de capitalinos y agraviando las recomendaciones de grupos ecologistas en el país, arremetió contra la naturaleza tabasqueña.
Un total de 52 árboles entre los cuales destacó el legendario “tamarindo de la leyenda del zanate” ubicado en el ala norte de la plaza de armas, fueron derribados para dar paso a una inversión de 50 millones de pesos, que permita (según el) “dar un toque europeo” a la capital tabasqueña.
Jesús Alí de la Torre, conocido ya como “chucho puente” es un ecocida consumado.
Durante su gestión se ha distinguido por exterminar la imagen que la naturaleza otorgó a Villahermosa.
Para nadie es desconocido el origen “turco” del alcalde de Centro.
Su máxima ilusión es proyectar una ciudad que se acerque a la milagrosa Dubai, pero se olvida que las construcciones y proyectos que hicieron en esa ciudad de ensueño y fantasía, con una exquisita combinación de lujo y elegancia fue producto de inversiones privadas y no de dinero público.
Los 50 millones de pesos de la remodelación de la Plaza de Armas y los 60 millones gastados en el famoso “puente bicentenario”, lastiman a una sociedad con tanta desigualdad social.
En tanto “la muerte verde” prosigue su camino de destrucción a la naturaleza, de acuerdo a la página de Discovery Chanel, los árboles ubicados en zonas tropicales resultan muy eficaces en ayudar a frenar el calentamiento global, porque además de absorber dióxido de carbono, promueven la formación de nubes convectivas que ayudan a enfriar el planeta.
Se le olvida que a naturaleza es como una madre. Y quien mata a la naturaleza, no tiene m…anera de justificarse.



Árbol hermano, que clavado
por garfios pardos en el suelo,
la clara frente has elevado
en una intensa sed de cielo;

hazme piadoso hacia la escoria
de cuyos limos me mantengo,
sin que se duerma la memoria
del país azul de donde vengo.

Árbol que anuncias al viandante
la suavidad de tu presencia
con tu amplia sombra refrescante
y con el nimbo de tu esencia:

haz que revele mi presencia,
en las praderas de la vida,
mi suave y cálida influencia
de criatura bendecida.

Árbol diez veces productor:
el de la poma sonrosada,
el del madero constructor,
el de la brisa perfumada,
el del follaje amparador;

el de las gomas suavizantes
y las resinas milagrosas,
pleno de brazos agobiantes
y de gargantas melodiosas:

hazme en el dar un opulento
¡para igualarte en lo fecundo,
el corazón y el pensamiento
se me hagan vastos como el mundo!

Y todas las actividades
no lleguen nunca a fatigarme:
¡las magnas prodigalidades
salgan de mí sin agotarme!

Árbol donde es tan sosegada
la pulsación del existir,
y ves mis fuerzas la agitada
fiebre del mundo consumir:

hazme sereno, hazme sereno,
de la viril serenidad
que dio a los mármoles helenos
su soplo de divinidad.

Árbol que no eres otra cosa
que dulce entraña de mujer,
pues cada rama mece airosa
en cada leve nido un ser:

dame un follaje vasto y denso,
tanto como han de precisar
los que en el bosque humano, inmenso,
rama no hallaron para hogar.

Árbol que donde quiera aliente
tu cuerpo lleno de vigor,
levantarás eternamente
el mismo gesto amparador:

haz que a través de todo estado
?niñez, vejez, placer, dolor?
levante mi alma un invariado
y universal gesto de amor!
Poema de Gabriela Mistral